Primavera

Este post llega un poco tarde ya que lo que es el sakura en si, el florecimiento de los cerezos, ya se ha acabado. Dura muy poco, dos semanas mas o menos donde los arboles estan cargados de flores y todo el mundo esta celebrandolo. Este anho, la primera flor ha aparecido en el controvertido templo de Yasukuni, y al parecer es la primera vez en muchos anhos que este honor recae en Tokio.

Normalmente, hasta cierto punto todas las ciudades grandes se parecen un poco. En todas encontramos a los sospechosos habituales: corbatas, atascos y starbucks, y Tokio no se libra de esto (aunque es mas dificil pedir un cappuccino). Si uno se deja llevar por la rutina, en general es posible olvidarse de donde se esta, sobre todo trabajando en un ambiente extranjero y viviendo en un edificio que tiene un Starbucks en la planta baja.

En primavera, no. En primavera Tokio deja de ser una gran ciudad para convertirse en algo mas parecido a la imagen que uno tiene de Japon, el Japon de las novelas, peliculas, comics y cuadros. Paseando debajo de la alfombra de arboles de color rosa, uno tiene plena conciencia de que esta en Japon y no podria ser otro sitio. Quiero hacer notar que el ser aplastado por cientos de personas en un vagon de metro provoca una conclusion parecida, pero es una sensacion bastante menos agradable.

La primavera es celebracion en el pais del sol naciente, y como toda celebracion que se precie, hay que beber. Asi que el fin de semana grupos de amigos se reunen en los parques, debajo de los cerezos, extienden una lona enorme de plastico azul y se ponen a beber y comer y hablar hasta que se hace de noche. Es un botellon en toda regla, pero las flores y las bolas de arroz le dan un aire pintoresco.

En un par de semanas, todo se acaba y los servicios de limpieza recogen las flores caidas y las latas vacias… Bueno, eso lo he escrito porque me molaba como quedaba pero evidentemente es mentira, aqui nadie deja una lata en el suelo y es mas, se aseguran de tirarla en el contenedor especial de reciclaje de latas. Es bastante impresionante lo recogido y ordenado que queda el parque cuando un ejercito de japoneses borrachos se han ido hace nada.

De todas formas, hay algo bastante budista en todo esto. La primavera es de belleza intensa pero efimera, la gente la disfruta y la ve irse. Sin embargo, vuelve todos los anhos, y nos ve cada vez mas viejos, recordandonos que somos nosotros lo efimero… a los japoneses les encantan este tipo de cosas… En fin, a la mierda. Os pongo unas fotos y chapando el garito.




PD: Senhores de blogger, por favor, no asuman que una ip japonesa sabe leer japones o al menos pongan una forma sencilla de cambiar el idioma porque sino es una PESADILLA