sábado, septiembre 10, 2005

De vuelta

Hoy me he dado cuenta de que ya llevo un año aquí. Me ha sorprendido un poco, me da la impresión de que han sido un par de meses a lo sumo. El tiempo pasa muy rápido, de hecho últimamente necesito referencias como algún viaje, alguna visita de alguien o algún evento destacable porque no soy capaz de decir cuando he hecho que cosa. Creo que debería empezar un diario aunque nunca me han gustado, me ayudaría a no perder la noción del tiempo. Aunque no me veo yo escribiendo tan a menudo (aquí es donde sonreís) ni poniendo cosas como “hoy he ido a comprar leche, había una señora estúpida en la cola del supermercado discutiendo con el cajero sobre una oferta 2x1 de tofu y me ha hecho reflexionar sobre la caída de los valores morales en este mundo capitalista”.

También ha sido mi cumpleaños hace unos días, ya son 27. Me está empezando a preocupar, porque últimamente cuando la gente me felicita en la conversación siempre sale la palabra treinta varias veces. Recordemos que la palabra treinta siempre lleva otras asociadas como es “estabilidad”, “metas”, “asentado” que siempre provocan un leve mareo y angustia pasajeros. A veces me siento como si me quedaran tres años de vida. Dentro del gran conjunto de cosas que incluye la responsabilidad de ser adulto y de las que no nos damos verdadera cuenta cuando somos pequeños es lo fácil que resulta tomar una decisión. A veces esta facilidad, unida a la incertidumbre, provoca tanto vértigo que creo que uno de los motores de la vida de muchísima gente es simplemente el seguir un camino que deje la mínima libertad posible para tomar decisiones.

Después de un año aquí, una de las cosas hacia las que inevitablemente tengo que volver la vista es, por supuesto, mi dominio del inglés. Y la conclusión, que supongo que a algunos os sorprenderá, es que aun está la cosa bastante verde. Con esto no quiero decir que me den un paquete de cigarrillos cuando pida tomates, pero aprender realmente un idioma no es tan fácil como parece. Evidentemente no lo hablo muy mal cuando he conseguido un trabajo, hasta me manejo decentemente cuando todos los meses tengo que llamar a la compañia de telefonos para decirles que me han vuelto a cobrar mal. Mmm, un pequeño apunte aquí: no he visto un país en el que la gestión de las típicas facturas caseras (luz, agua, etc.) sea tan caótico. Cada vez que llega una carta de una de estas compañías me echo a temblar, porque lo más probable es que me estén intentando cobrar la factura de otra persona, hayan puesto algo mal o me hayan vuelto a cambiar el nombre (nunca he tenido tantos nombres como aquí). La del teléfono es la peor. La del mes pasado tengo que escanearla y subirla, no tiene desperdicio, es algo de este estilo:

Coste de llamadas: 50
Cuota:10
Otros conceptos:
Conexión de línea: 70
Ajuste de conexión de línea (cargo incorrecto):-70
Descuadre de factura previa:-30
Balance de cuenta pendiente:100
Errores previos:-140
Gasto de cambio de plan:20 (no me he cambiado de plan)
Pollo de goma:20

Total: 30

Y me han pasado un cargo al banco de 46. La verdad es que el esfuerzo requerido para saber si te están timando es tan complejo que casi no vale la pena, esto es un acierto de la compañía. Por otra parte, como aquí no tienen dni, solo nombres, y hay mucha gente extranjera/de paso y los pisos están continuamente cambiando de inquilinos, recibimos decenas de cartas cada mes con impagos, requerimientos judiciales y amenazas a personas que vivieron aquí antes. Cualquier día acabo siendo conducido a la cárcel gritando “no soy Martin ni Jane ni Rebecca ni...”. Pero volvamos al inglés... Lleva tiempo aprender bien un idioma, incluso uno que está tan cercano a nosotros desde que somos pequeños. Lo que cuesta no es comunicarse, que nadie que esté pensando venir y lea esto se preocupe, lo realmente difícil es llegar a estar cómodo. En estos casos es cuando nos damos cuenta de hasta que punto los idiomas están arraigados en nuestra forma de pensar, nuestro sentido del humor, nuestro lenguaje corporal, etc. Para poder llegar a un nivel de expresión en el que realmente estés siendo tu mismo y no un traductor en una lengua extranjera hay que o bien empezar (y en serio) muy joven o bien tomárselo con calma. Como he dicho mi edad más arriba creo que ya sabemos todos cual es mi opción.

Por cierto, tengo pendiente contar lo de Islandia. La verdad es que es un pais para ver más que para contar, asi que aprovechando que ayer he aprendido a poner fotos en blogger (más que no saber no sabía que se podía) a ver si para la semana pongo un post con fotos del viaje, que algunas han quedado muy bonitas. Por lo demás mejor que lo deje aquí antes de que se me ocurra posponer publicar esto para mañana por si quiero contar algo más y pase otro mes.