Hoy voy a hablar de una de las batallas que libré cuando vivía en Londres. Una batalla más difícil que la de los bancos o el council tax y que al final perdí (como casi todas, vaya). Sin embargo, esta fue especialmente dolorosa porque no luchaba contra humanos, sino contra ratones.
Entre la gente que vive en Londres, uno de los problemas caseros mas comunes son los ratones. No es un tema de conversación que salga muy a menudo espontáneamente pero cuando uno lo saca siempre es una sorpresa la cantidad de gente que ha tenido uno (o muchos) en casa. Aquí en Japón no hay ratones casi, el problema son, en verano, las cucarachas. De hecho hace dos días había una trepando por fuera de la puerta de cristal de la terraza que era tan grande que la he bautizado como “Godzilla”, pero eso es otra historia.
En Londres viví casi dos años en la misma casa. Durante casi uno no tuvimos ningún problema pero un día una compañera de piso se empezó a quejar de que encontraba cosas mordidas y que había como ruidos raros a veces. En ese momento éramos 4 viviendo en la casa, una chica sudafricana, una chica polaca, un chico irlandés y yo. La que se empezó quejando era la polaca pero como en realidad siempre se estaba quejando por cualquier chorrada pues era difícil hacerle caso. Semanas después un cajón que estaba lleno de frutos secos y frutas apareció completamente vacío, saqueado. A los pocos días al entrar en la cocina y encender la luz un ratón se asustó y desapareció detrás de los muebles. Recuerdo que antes de encontrar el camino el bicho tropezó varias veces, y en general parecía bastante lento y estúpido. Después de aguantar a la polaca recordándonos que ya no os lo había dicho 30 veces un par de horas (en serio, en Polonia no les cuentan Pedro y el lobo cuando son pequeños?) decidimos en comité que teníamos un problema y había que solucionarlo.
Evidentemente el irlandés y yo no estábamos dispuestos a dedicarle mucho tiempo y recursos al tema y en general no nos apetecía pensar demasiado, así que fuimos al Tesco de la esquina y compramos un par de trampas de muelle de estas típicas que salen en Tom y Jerry y una caja de galletas como cebo. Recuerdo una discusión bastante estúpida sobre que tipo de galletas les gustarían más a los ratones (decidimos Oreo), pero en general estábamos bastante orgullosos de haber solucionado el problema tan rápido. Al llegar a casa echamos un vistazo a las posibles rutas de entrada de los roedores, colocamos las trampas estratégicamente y nos fuimos a dormir. Por supuesto, al día siguiente las trampas estaban intactas menos los trozos de galleta y aun encima los muy cabrones habían encontrado el resto del paquete y se lo habían zampado.
Esto, unido al hecho de que tuvimos que declarar la cocina zona de riesgo sanitario por razones obvias, nos hizo pasar a defcon 2. Compramos más trampas, de más tipos, e intentamos tener cuidado con no dejar comida a su alcance. Lejos de tener éxito, empezamos a perder terreno: los ratones pasaron de la cocina a invadir el resto de la casa y aquí en donde la cosa se empezó a poner fea.
Un día llegué a casa después de trabajar y encontré al irlandés subido al sofá con una corbata en la frente a modo de bandana y empuñando un palo de golf. Le pregunté si había estado bebiendo (es irlandés al fin y al cabo), pero me llamó idiota y dijo que había un ratón en la habitación, con alta probabilidad debajo de la estantería. Me acerqué y el ratón salió corriendo y me pegó un susto que casi me mato. Cuando una de mis compañeras de piso llegó a casa nos encontró a los dos con corbatas en la frente y subidos al sofá con palos de golf. Nos miró muy raro y nos preguntó si habíamos estado bebiendo.
Al día siguiente los dos acordamos llevarnos un palo de golf a la habitación y llamarnos por teléfono si había actividad sospechosa. En general, tuvimos poco éxito con esta estrategia y no pasó de llevarnos a correr como salvajes por el pasillo y emprenderla a palos con unas botas en las que pensábamos (erróneamente) que estaba escondido un ratón. Cuando tuvimos que explicarle a la chica polaca porque sus botas estaban en trocitos nos dimos cuenta de que necesitábamos ayuda profesional.
Llamamos a un exterminador. Hay algo bastante hiriente en admitir que unos bichos pequeños, sucios y que solo piensan en comer te han ganado una batalla de astucia, y el tener que llamar a un exterminador es como hurgar en la llaga. El tío llegó a casa y parecía sacado de aracnofobia o algo así. Estaba gordo, mascaba chicle y se subía los pantalones de vez en cuando. La conversación fue más o menos así.
Exterminador: Ah, si, ratones. Todo el mundo los tiene en estas fechas. Son unos pequeños hijos de puta.
Yo: vale, pero que podemos hacer?
E: Y son listos, los cabrones, y están muy bien preparados. Sabes que un ratón cabe por un agujero del tamaño de un lápiz (inmediatamente saca un lápiz del numero 2 del bolsillo de su camisa grasienta y nos lo enseña). Mira esto, pues por aquí, sisi, por aquí mismo pasa un ratón.
Yo: Que tal si ponemos veneno?
E: Nooo, eso es lo peor que podeis hacer. Si toman veneno se mueren dentro de casa y después el olor es insoportable.
Yo: Bueno, y si intentamos sellar las entradas?
E: Imposible, nunca funciona (y señala el lápiz)
Yo: trampas?
E: solo los tontos caen. Pero ya no quedan ratones tontos en Londres.
Yo: uhhh, entonces... que hacemos?
E: No lo se chaval, si lo supiera sería rico.
Yo: pero eres un jodido exterminador! Es tu trabajo!
E: yo cobro por horas, llevo un par aquí ya y me paga el council. Si quereis os coloco unas trampas. Teneis Oreo?
Patético. Y por cierto, asi es como se gasta el council los impuestos que tanto me ha costado pagar?? En este momento empezamos a preguntarle a algunos conocidos y gente de tiendas por soluciones y nos fueron dando alguna ayuda. Al parecer tener la casa limpia y no tener ningún tipo de comida durante una temporada es la mejor forma de librarse de ellos. Con gran penuria empezamos a limpiar la casa más regularmente. Las trampas las tuvimos que abandonar porque además cuando cazábamos uno a las chicas les daba mucha pena y teníamos un problema moral en casa. Al final alguien nos dijo que había un veneno milagroso que te libraba de ellos. Al parecer el veneno les provoca una sed espantosa y tienen que ir a buscar agua. Si te aseguras de que no tienes agua en casa tendran que salir a beber y mueren fuera. Entre este y otras variedades la verdad es que uno acaba bastante asustado de la imaginación que tiene el ser humano para inventar métodos de exterminio.
Poco a poco la presencia de roedores en casa fue disminuyendo hasta llegar a un punto en el que uno puede ignorarlos. Aún así, la sensación era de haber perdido la batalla más importante y haber tenido que recurrir a la guerra química y ayuda aliada para ganar. Durante el resto del tiempo que viví en ese piso mantuve cerca un palo de golf por si las moscas. Pero hay que ver el lado positivo: ahora se más sobre ratones de lo que nunca creí que fuera a saber!
domingo, julio 08, 2007
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16 comentarios:
Sobre ratones poco te puedo decir, me ha parecido súper instructiva tu historia (y contada de una forma muy cautivadora).
Y de cucarachas, ¿qué me dices? Yo desde que me tocó cargarme a dos en dos días, a base de spray insecticida, decidí comprar trampas de esas con las que se supone que se llevan la "comida" al nido y se mueren todas por ahí por las brechas interdimensionales. No he vuelto a ver ninguna desde entonces, hará más de un mes.
Pues solo he visto un par de cucarachas pero por el tamanho que tenian la verdad es que mas vale que el spray sea de acido sulfurico porque sino van a pensar que les estas echando desodorante...
Las trampas que dices tambien las hay para ratones! Me la apunto para pedirte consejo cuando nos ataquen las cucarachas.
hola
Yo viví casi dos años en un semi-sotano en Madrid.
Una noche sorprendi a una cucaracha anidando en mis pelillos del pecho, la maté aun dormido, pero cuando me levante. . .
Estuve una semana durmiendo en el sofá, ademas lo rodeaba con veneno y dormía completamente aislado por una sábana y un edredón (menudo calor pasé)
Ahora cada vez que veo una, tengo una necesidad imperiosa de matarla con saña, las pulverizo literalmente.
Además no me ando con chiquitas, me da igual aplastarlas con la mano, o con los pies descalzos, esto es la guerra, y yo no tengo piedad con ellas.
Si tu casa tiene "cuquis", como decia mi compi de piso (que aun lleva siempre "anti-cuquis" en la maleta. . . ), no te rindas, toda la comida en botes de critstal (nada de cartones o bolsas de plasstico porque entran), la basura siempre en el contenedor todas las noches puntualmente, todo bien barrido, vamos la casa como una patena y veneno en los sitios oscuros, cambiando de marca cuando dejan de caer.
No las dejes vencer o viviras con miedo el resto de tus dias XDXD ¡¡a por ellas!!
gabi
Lo d los ratones se lo he escuchado a mucha gente, pero, siempre hay la téncica más infalible: gatos.
Nosotros tendríamos mucho riesgo, al tener la casa con jardín, pero tenemos unos vecinos con unos simpáticos felinos, que, supongo que por alguna razón son tan grandes.
PD:en Coruña pasaba lo mismo. Mi madre vive junto al parque d Santa Margarita.A los que vivían en los bajos del edificio, siempre les entraban ratones, hasta que empezó a poblarse el parque d gatos callejeros. Nunca más se supo d esos bichos, y, eso si, todos los vecinos les tirabamos comida.
PD2: seguro que también solucionen temas d cucarachas, porque cazan, jugando, toda cosa que se mueva (moscas, insectos...)
Pero mejor un gato palleiro que un persa, que se dedican a dormir todo el rato. Y si es de raza, que sean activos.
Hola Pablo,
creo que me has escrito un mail, pero yo (que soy un capullo) lo he borrado accidentalmente. ¿Puedes reenviarmelo?
Gracias
Saludos
Mago
PD: Me lo leído tu historia con los ratones londinenses y me he reído mazo, eso sí ni puta gracia me hace que sean tan díficiles de eliminar. Bueno supongo que lo que no te mata te hace más fuerte :P
Yo había leído por ahí que hay más gatos en Londres que personas en Noruega... Ahora ya entiendo por qué.
Y como curiosidad esto: http://www.absurddiari.com/s/llegir.php?llegir=llegir&ref=3317
Lorena, ni que me estuviera vendiendo el gato :) en Londres pensamos en coger un gato, pero nos parecio que el remedio era peor que la enfermedad porque ninguno estabamos dispuestos o teniamos tiempo a cuidarlo.
Pablito, tu historia me recuerda a mi estancia en Brasil.. en vez de ratones, cucarachas y unas arañas del copón en la parte de arriba de la casa. Al final tuve que llamar a un fumigador porque las arañas empezaron a poner huevos como locas.
Casi me hago un esguince pisando una cucaracha (barata em portugués). Que asco. Cuando las pisabas crujían a saco.
Saludos (luigi).
Yo de momento ni un puto raton, pero como el marido se me ha ido a los usa pues ni limpio y todo se acumula. Voy a ver si encuentro uno...
Buenas chaval. Yo también tuve un raton en Londres, pero sólo lo vi yo y una vez: Entré en la cocina, encendí la luz, y luego abrí el cajón donde hay los cubiertos.
Por el rabillo del ojo lo vi! El muy cabróm venia hacia mi a toda leche, y me pegué tal susto que me cargué el cajón (ya nunca más volvió a cerrar bien).
Supongo que aurelio (el probre) también se jiñó lo suyo al verme, porque ya no apareció más. Un saludo des de la costa de Gerona!
Hay que promocionar a los gatos: manchan menos q un compañero d piso y salen siempre bien en las fotos.
¿Y los gatos?
¿Ves? Yo desde el principio asumo que soy un inútil, y lo que hago es buscar ayuda aliada desde el principio. Si otros la han cagado antes, no hay necesidad de cagarla tú también! :-P
hola pablo, lei que estuviste en londres trabajando en el area de programacion , estoy en tratativas de ir hacia esos lares y me encantaria obtener mas informacion, a ver si me puedes dar una mano con eso , gracias desde ya
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