jueves, abril 20, 2006

En el corazón del Imperio

La segunda parte de nuestro viaje empezo en la estacion Central de Tokyo, donde teniamos que coger el tren bala a Kyoto. Las estaciones mas grandes de Tokyo son de un tamaño absurdo. Si tenemos en cuenta que la estacion de Shinjuku es la que mas tráfico tiene del mundo, con mas de un millon de pasajeros diarios, nos podemos hacer una idea del tamaño, la intensidad y lo perdido que yo habría estado si no me hubieran llevado de la mano. Estas estaciones dan una impresion muy similar a los aeropuertos: tienen las mismas cintas mecanicas, tiendas de libros y comida, etc. Eso si, todo sale a su hora: no he visto ni un solo tren en Japón que no llegara al segundo exacto previsto. Como para reirse de lo de la “puntualidad inglesa”



Nos acomodamos en nuestros asientos del tren rodeados por un montón de ejecutivos japoneses, que son algo así como la versión moderna de los samurai, la clase guerrera, con corbatas en vez de espadas y trajes en lugar de armaduras. Por cierto, ¿soy yo el único que pensaba que el tren bala funcionaba sin ruedas, solo con inducción magnética? Me lleve una sorpresa y mi novia se rio de mi cuando se lo dije. Al parecer ese tren existe pero solo hace una ruta especial. El tren bala o Shinkansen es un tren normal, solo que bastante mas rápido y es lo más usado para moverse dentro de Japón. Ademas en cada nueva versión del tren son capaces de aumentar la velocidad y la calidad del servicio (si el software funcionara igual!).

El viaje en si es cómodo y se ven paisajes interesantes. Japón es un país bastante diferente a Europa en muchos aspectos, pero a veces algunos son bastante sutiles y resulta difícil darse cuenta. Por ejemplo, los bosques resultan un poco extraños a la vista, seguramente por el bambú. Es una pena que fuera pleno invierno y no haya podido ver uno de los acontecimientos mas importantes e interesantes de Japón: la primavera. En Japón todo el mundo espera ansioso la llegada de la primavera y observar las flores de cerezo es una especie de deporte nacional. Bueno, podemos decir que es una puerta abierta a un segundo viaje.

La llegada a Kyoto es bastante rara y posiblemente diferente a lo que uno espera: la estación es un edificio enorme y muy moderno que choca bastante con la imagen de ciudad tradicional que uno espera encontrar. Por supuesto, como en casi todos los edificios japoneses, en la estación hay 2 hoteles, 14 restaurantes, 2 oficinas de turismo y alguna que otra tienda de souvenirs. La parte de Kyoto que rodea a la estacion es levemente decepcionante, la verdad es que la ciudad no parece gran cosa si uno solo ve eso, y desde luego no te prepara para lo que viene despues.

Para recorrer Kyoto, cogimos un tour guiado en ingles. La verdad es que fue genial y se lo recomiendo a cualquiera que vaya. En Kyoto hay unos 2000 templos, así que salvo que uno tenga claro lo que quiere ver es fácil meter la pata. Ademas los mejores estan bastante diseminados asi que en el tour ves lo más interesante mucho mas rápido, con el añadido de que el guía da explicaciones bastante interesantes sobre historia y cultura japonesas. También tiene gracia ver a todos los turistas americanos haciendo preguntas y poniendo caras raras ante la comida japonesa.



Kyoto es una ciudad que da la impresión de estar sumergida en naturaleza. Está en una especie de valle, rodeada de montanhas cubiertas de bosques por todas partes menos una, asi que casi dondequiera que mires la calle termina en árboles. Esto da una sensación muy especial a la ciudad que encaja muy bien con el caracter tradicional y religioso. Muchos de los templos estan en partes altas, dándote la impresión de que peregrinas hacia ellos y te recompensan con vistas impresionantes de la ciudad desde lo alto.

Nos pasamos el dia viendo los templos budistas mas importantes, así como los palacios del shogun (antiguo gobernador militar de Japon) y el emperador. En todos estos lugares se respira paz y tranquilidad. Yo me imaginaba en kimono dando un paseo por los jardines zen, parándome a escuchar el murmullo de una pequeña cascada. Los sitios invitaban a ello. Me pregunto hasta que punto Japón o el resto del mundo en general ha ganado en calidad de vida...



Por la tarde fuimos a dar un paseo por Gion, el distrito de Kyoto donde tradicionalmente viven y trabajan las Geishas. Después de 200 libros, películas y en general el boom de la estética oriental, iconizado en la figura de la Geisha japonesa, a uno no le extrañará que las pobres estén hasta los santísimos cojones de los turistas. Hay incluso tours con guía que te llevan a sitios en los que suele verse alguna a veces para que en caso de que asome la nariz un palmo la puedas acosar cual paparazzi. Además quedan muy pocas y las famosas casas de te, donde trabajan, son lugares absolutamente vedados: no puedes entrar salvo que tengas un “patrón”. De todas formas Gion vale la pena, es el tipo de barrio que uno espera encontrar visitando Kyoto: calles estrechas con edificios de madera, gente con kimono y zuecos, una lejana melodía de shamisen... Después de pasear un rato (tampoco es un barrio muy grande) fuimos a un restaurante de la zona en el que confirmé que sentarse en el suelo es muy auténtico pero algo incómodo y que no se entiende como los japoneses están tan delgados con la cantidad de comida que te sirven si pides un menú. Camino al hotel, estaba intentando contarle un chiste español a mi novia (no lo intenteis, no funciona) cuando de repente me tiró fuerte de la manga de la chaqueta. Yo ya iba a pedirle perdón por el chiste cuando miré al frente y la vi. Pasos cortos, un kimono inusualmente elegante, un peinado perfecto y una cara pálida, demasiado pálida para ser real, cruzada por unos finos labios rojos. Me quedé quieto, como hipnotizado y ella me hizo una reverencia. Sin saber muy bien que hacer, pero dándome cuenta de lo especial del momento, le sonreí y la geisha se alejó y se perdió en una de las calles contiguas. Nos fuimos al hotel dando un paseo, con la sensación de que habíamos vivido un día irreal, fantástico.

Estuvimos en la antigua capital del Imperio un par de días más. Después partimos hacia Nara, una ciudad cercana. Dejar Kyoto no es una cosa que me apetezca hacer todos los días, es una ciudad única, maravillosa y que no os deberíais perder si en algún momento, por casualidad, pasais a menos de 1000 kilómetros. Nara está también muy bien. Es muy curioso, pero está llena de ciervos. Están en todas partes, sueltos por la calle, alrededor de los templos y vagando por los jardines. La verdad es que son bonitos y quedan espectaculares en las fotos pero al final hay que pasar una cantidad de tiempo no despreciable evitando pisar sus “regalitos” y además como se den cuenta de que llevas comida son unos pesados.



Los últimos días en Japón los repartimos entre visitar a los padres de mi novia, que nos llevaron a ver el mar y unos pueblos de pescadores y dar un último repaso a Tokyo, cantar en un karaoke y tomar una copa en el bar donde rodaron Lost In Translation. Yo ya estaba temiendo el síndrome postvacacional.

En el viaje de vuelta me tocó al lado en el avión un informático. Nada más sentarse se quedó dormido. Se despertó por primera vez dos horas después cuando trajeron la primera comida. Se la comió en el tiempo en el que yo decidía si atacar la ensalada con tenedor o palillos y se volvió a quedar frito. Otra hora más tarde se volvió a despertar, sacó un portátil, se puso a mandar mails y a modificar un par de excels y a los pocos minutos se volvió a quedar dormido. Durante las siguientes 8 horas estuvo despertándose cada media hora para mandar otro mail, borrar una línea de un fichero o comerse la cena en 10 segundos. Yo, por mi parte, ante su actitud absurda intenté ver alguna película. Vi Harry Potter 4 (no sabía que había tantas), que a pesar de sus personajes tontos y exagerados, de estar llena de tópicos teen americanos (tiene un “baile del instituto” y todo) y de ser vergonzosamente previsible, me pareció más entretenida que la que vi en segundo lugar: La novia cadáver, valiente bodrio.

De paso, un pequeño inciso: Estoy hasta los huevos de Tim Burton. Estoy hasta los huevos de sus películas aburridas con canciones ñoñas pero de las que es fácil hacer muñecos y bolsos. Corolario: estoy hasta los huevos de los muñecos y los bolsos de Pesadilla antes de navidad. Y me está cargando ya su estética gótico-disney totalmente sobreusada y empalagosa. Y la sistemática falta de calidad de sus últimas películas, con argumentos tramposos, idiotas e infantiles, que demuestran que el tío lo único que hace es vivir de rentas de la fama que le han dado dos películas, ponerse gorras ridículas y estafar y reirse de un montón de chavales que se compran subnormalidades profundas directamente enfocadas a marketing de muñecos como la Ostra esa. Tim Burton déjanos en paz antes de que dejen de gustarnos hasta tus películas que valen la pena. Y, por favor, deja de ponerte esas gorras.

Tras la sesión de cine, una siesta y unas 100 páginas de libros varios aterrizamos por fin en Londres. Las moquetas me esperaban de nuevo. Seguí el camino para europeos en el control de pasaportes. Las caras de la gente se me hacían raras, pensaba todo el rato, que raro, no se suelen ver tantos gaijin... se ve que mi cerebro no quería asumir su nueva situación. Subí al metro con una sensación extraña: yo no debería estar aquí. La gente colocaba sus maletas cerca de los asientos y trataban de dormir un poco. Cerré los ojos. El tren me llevaba a casa.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Verdaderamente bucólica la foto en la que se te con el clon de Bambi! En fin, un post muy interesante; me alegro de que te lo hayas pasado tan bien en Japón.

Saludos de parte Tim Burton, el también te quiere.

David dijo...

Salve, Roderick! Hacía tiempo que no lía tu blog. Magníficas las fotos. También aprovecho para decirte que Weiz y ManuelD-LLO- han creado un foro llamado Área 42, parecido al de Alita, con el mismo script, pero sin tener nada que ver con la tienda o con cierta gentuza. Te vas a encontrar con gentes muy conocidas, como el Maño, Manuel, Flackon, Indiana, ScarNage, Frizork, Freg, MAikol, Grunt, etc. Te lo recomiendo encarecidamente. Por ahora está en un host gratuito, por lo que la dirección es esta: http://www.forosgratuitos.com/index.php?mforum=temporal42

No obstante, esperamos que este lunes ya estará en un host de pago, con una dirección propia y tal, aunque es casi seguro que los posts que hay ahora no se puedan salvar. En fin, te lo recomiendo porque hay muy buen ambiente y tiende a mejorar. Saludos, buen Roderick!

Anónimo dijo...

Vete a vivir para allí, y así aprovecharemos para visitarte ;P
En principio, mi señor esposo y yo tenemos pensado ir a Paris, aprovechando que está mi primo y que se conoce muy bien la ciudad.
¿Cuando toca visita?

Anónimo dijo...

:(

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con la crítica que haces a Tim Burton, creía que yo era el único que pensaba así...